Los comentarios y preguntas relacionados con la edad para hacer un voluntariado son de las más recurrentes y de las que con más frecuencia recibo:
- Ya no tengo 20 años… ¿puedo hacer un voluntariado?
- ¿existe alguna edad límite para hacer un voluntariado?
- No lo hice en su momento y quizás ya se me ha hecho tarde…
- ¿cuál es la mejor edad para hacer un voluntariado?
Por alguna razón, se asocia el voluntariado a un viaje de aventura, a una experiencia límite sólo apta para personas jóvenes.
O, mejor dicho, para personas consideradas jóvenes por los patrones y convenciones sociales. Porque aunque tenemos claro que la edad es un número, la presión y las construcciones sociales nos van haciendo sentir mayores para unas cosas u otras a medida que vamos sumando años y que el contador de décadas va en aumento.
Así que cada vez que hable de una persona joven o de una persona madura, lo haré con todas las comillas del mundo y sólo refiriéndome a la edad numérica. No puede ser de otra manera, ya que he conocido personas de 60 años más jóvenes que algunas de 25 😉
Tabla de contenidos
El por qué de la relación voluntariado – juventud
Como te decía, cada día recibo más mensajes de personas que consideran que ya no son lo suficientemente jóvenes o que no tienen edad para hacer un voluntariado. Todas ellas rondan o han superado los 50 (algunas veces incluso menos, lo que me hace constatar el grandísimo peso y presión social, que hacen que una persona se considere “madura” o mayor con 43 años).
Y yo siempre les digo lo mismo: nunca es tarde para vivir una experiencia así ni, mucho menos, para poner nuestro tiempo y nuestro esfuerzo en pro de un mundo mejor.
Pero, evidentemente, hay diferentes razones que explican esa inquietud y esa angustia relacionadas con la edad a la hora de hacer un viaje solidario:
- Se asocia un voluntariado a unas condiciones de vida extremas y nada cómodas y a un día a día duro y difícil. En este punto, hay dos cosas a tener en cuenta: en primer lugar, que hay voluntariados de todo tipo (más o menos cómodos y más o menos duros), y que tu adaptación a las condiciones de vida dependerá del proyecto, del país de destino… etc.; en segundo lugar, que cada persona es un mundo, por lo que no existen voluntariados “para jóvenes” y voluntariados “para mayores”. Existen proyectos de voluntariado. Sin más. Y es responsabilidad de cada persona, junto con la ONG, informarse sobre las condiciones de la estancia y del trabajo que se va a hacer para decidir si se está preparado o no (independientemente de la edad).
- Al tratarse de un viaje que la mayoría de personas emprende en solitario, suele hacerse en edades más tempranas, cuando aún no se suelen tener responsabilidades familiares. Pero no hay que olvidar la posibilidad del voluntariado en pareja o en familia, que son opciones bien interesantes y enriquecedoras. Por otro lado, si las responsabilidades familiares terminan, cambian o se hacen más llevaderas (una separación, hijos mayores e independientes…) y el sueño de hacer un voluntariado reaparece y sale a flote, merece la pena darle forma.
- Un mundo mejor, utopía de juventud. No sé muy bien por qué, pero se suele pensar que los sueños, las inquietudes, el compromiso social… son cosa de jóvenes inconformistas. Parece ser que, una vez llegan la estabilidad laboral y las obligaciones profesionales y familiares, todo eso se acaba. Llámame utópica, pero pienso y quiero pensar que quien cree que un mundo mejor es posible y quien está socialmente comprometido, lo está tanto con 25 como con 55 años.
¿Ponen las ONGs algún límite de edad para hacer un voluntariado?
Sí, las ONGs ponen límites de edad para hacer un voluntariado.
Pero, al contrario de lo que la mayoría de personas puedan pensar, estas limitaciones son por abajo. Es decir, se establece, generalmente, la mayoría de edad (18 años) como edad mínima idónea para participar en una experiencia de este tipo. Algunas ONGs incluso aumentan este mínimo hasta los 20 o veinte pocos, entendiendo que hasta esa edad no se habrá alcanzado un nivel de madurez suficiente como para implicarse en un voluntariado y vivir una experiencia de tanto impacto.
Y, sí, el debate está garantizado.
Porque, como todo, esto es una apreciación general, que puede excluir a personas menores de 18 años que sean perfectamente válidas, maduras y responsables para hacer un voluntariado.
Aún así, cabe decir que esto es una excepción y que, generalmente, las organizaciones fijan en los 18 años la edad mínima para hacer un voluntariado (igualmente, hay algunas ONGs que aceptan personas menores de edad en programas especiales o con el consentimiento o acompañamiento de un adulto y responsable legal).
¿Límites por arriba?
Ni uno.
Los requisitos para hacer un voluntariado están mucho más relacionados con la actitud, las ganas y la buena predisposición que con la edad. Así que si eres de las personas que se consideran “mayores” para hacer un voluntariado, deja a un lado el número que marca tu fecha de nacimiento y céntrate en tus motivaciones para hacer un voluntariado y en tus capacidades y limitaciones, es decir, en qué puedes ofrecer.
Mi experiencia como coordinadora de voluntarios de todas las edades
Como siempre, no te hablo de oídas. Todo lo contrario.
Lo que te cuento lo he aprendido y lo he vivido en primera persona. Como sabes, durante cerca de un año fui coordinadora de voluntarios en un proyecto de empoderamiento de la mujer en Kenia.
Mi compañera Lidia y yo recibíamos cada mes a un grupo de personas que, como nosotras un año atrás, habían decidido pasar sus vacaciones cediendo su tiempo y su trabajo a un proyecto de cooperación.
Lejos de lo que puedas imaginarte, los perfiles no eran (ni lo son tampoco actualmente) heterogéneos. Los grupos estaban formados por personas de diferente género, ocupación, inquietudes…, y de muy diferente edad.
Y para que tengas claro que no hay edad para hacer un voluntariado, quédate con estas historias:
Ana y Carmen, dos amigas que rondaban los 60 años y que dedican sus viajes a colaborar con proyectos que necesitan de manos e ilusión para mejorar la calidad de vida de otras personas. Y no fue algo puntual en Kenia, sino que lo han hecho y lo siguen haciendo en un montón de países.
Juan, un hombre maduro más joven que muchos adolescentes, que se dejó la piel pintando y mejorando infraestructuras. Y todo ello en compañía de su hija Claudia.
Carlos, un abogado que ya roza la jubilación y que está aprovechando esta segunda juventud para hacer aquello que no pudo hacer años atrás. Ya ha estado en Lamu dos veces (la segunda, acompañado de dos amigas de su misma edad), pero también ha puesto su granito de arena en México y en Colombia. Y este verano, se va a Grecia a ayudar en un campo de refugiados.
Como ves, la edad por sí misma no puede ser una limitación para hacer un voluntariado. Te aseguro que estas personas enriquecieron muchísimo a su grupo de compañeros e hicieron un trabajo buenísimo durante su estancia.
Mi consejo
En esta vida, la experiencia es un grado. Y, aunque nunca hayas hecho un voluntariado, tu trayectoria y tu historia vital han llenado tu mochila de aprendizajes, sabiduría y experiencias.
Aunque a priori no lo veas claro, todo ese bagaje que tienes a tus espaldas puede ser de gran valor y puede aportar mucho en un voluntariado.
Así que si quieres hacer un voluntariado y tienes salud, tiempo y algunos ahorrillos para costearte el viaje, olvídate de tu edad y pasa a la acción.
Comprendo perfectamente los miedos e inseguridades que tienes. Es lo más normal del mundo que te sientas así. Pero con un buen asesoramiento y haciendo una buena búsqueda y selección del proyecto con el que vas a colaborar, todo saldrá sobre ruedas.
Y es que… nunca es tarde para cumplir un sueño.
¿Eres una persona «madura» y has hecho un voluntariado? No dudes en contarnos tu experiencia, ¡seguro que es muy útil para otras personas!
¿Ha resonado en ti lo que has leído en este post? No seas tímid@ y deja un comentario 😉
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