La historia de voluntariado que te traigo hoy es distinta: es una historia doble, una historia de voluntariado en pareja.
Si leíste este artículo sobre las ventajas de apuntarse sol@ a un voluntariado, quizás piensas que estoy en contra de hacer un voluntariado acompañado de amigos, familia o pareja.
¡Pero nada más lejos de la realidad!
De hecho, desde entonces tenía pendiente escribir sobre esta otra manera de hacer un viaje solidario y, como yo no tengo experiencia, te lo va a contar una pareja que ya lleva dos voluntariados a sus espaldas.
Ellos son Edu y Natalia, una pareja de doctores que hace dos años dejaron de lado un viaje turístico a Tailandia para adentrarse en el mundo del voluntariado. Lo hicieron juntos, y a día de hoy no entienden otra manera de viajar.
En la entrevista nos cuentan los pros y los contras de hacer un voluntariado en pareja, qué les ha aportado esta experiencia tanto a nivel personal como a nivel de relación, y un montón de cosas más.
Si alguna vez has pensado en hacer un voluntariado con tu pareja, su testimonio te interesa muchísimo. ¡Te dejo con ellos!
1. ¿Quiénes sois y qué voluntariado/s habéis hecho? (ONG, objetivo del proyecto, país, duración…):
Somos Natalia y Edu, una pareja de 26 años, y acabamos la carrera de medicina hace 2 años.
Tras hacer el MIR decidimos irnos a Afrikable, una ONG que lucha por el empoderamiento de la mujer en Kenia, específicamente en Lamu, una isla paradisíaca al este del país. Hemos estado dos veces, en 2017 y 2018, durante un mes ambos años.
Nos gustó tanto la experiencia la primera vez que no pudimos resistirnos a repetir este año.
2. ¿Cuáles eran vuestras tareas como voluntarios?
Natalia: «El primer año estuve en la escuela infantil, con niños de entre 5 y 6 años, ayudando a la profesora con las clases. En Kenia la educación hasta primaria es privada y Afrikable permite a estos niños sin recursos poder acceder a la educación que no podrían tener de otra manera. El año pasado me quedé con ganas de trabajar con las mujeres, así que este año decidí trabajar con ellas en el taller, ayudando con los productos que vende la ONG, con la colección de sandalias…, con lo que se pudiera. Merece la pena trabajar con ellas sin lugar a dudas».
Edu: «En mi caso, el año pasado estuve con bebés de entre 0 y 3 años. Estos niños no pueden ir al colegio todavía y sus madres trabajan, así que nuestro trabajo era cuidarlos, entretenerlos y enseñarles todo lo que pudiésemos. Este año decidí cambiar y me dediqué al huerto; había que levantar un huerto, ¡y vaya si lo hicimos!».
3. Muchas personas me preguntan sobre si las organizaciones permiten el voluntariado en pareja o con niños, ¿cuál es vuestra experiencia al respecto?
Nuestra experiencia no puede ser otra que magnífica, no podemos decir nada malo al respecto y, es más, la recomendamos totalmente, es una oportunidad de crecer tanto individualmente como en pareja.
Entendemos que el ir a una organización con un niño provoque inseguridad y miedo en los padres, pero nada más lejos de la realidad. Creemos que es una enorme oportunidad para que tu hijo crezca y aprenda otras culturas y costumbres con las que va a compartir, a las que va a respetar y, sobre todo, disfrutar.
4. ¿Habéis hecho siempre el voluntariado en pareja o habíais hecho alguno antes en solitario?
Nuestro primer voluntariado fue juntos el año pasado y desde entonces no hemos pensado vivir esta experiencia por separado.
5. No es habitual que las parejas decidan renunciar a gran parte de su intimidad durante las vacaciones para hacer un voluntariado. ¿Por qué decidisteis hacerlo?
En nuestro caso, nosotros dudábamos entre hacer un viaje de ocio o irnos de voluntariado. Tras muchos meses de incertidumbre y duda, y teniendo ya medio organizado un viaje a Tailandia, encontramos Afrikable.
Nos gustó el proyecto y la forma de enfocar unas vacaciones en las que pudiésemos disfrutar mientras ayudábamos a personas que lo necesitaban.
6. El voluntariado es una gran oportunidad para el autoconocimiento. ¿Os ha servido además para descubrir alguna faceta del otro que no conocíais (positivas o negativas)?
Natalia: «Yo sabía que a Edu le gustaban los niños pero no hasta el punto que vi allí. Las coordinadoras decidieron ponerle con los bebés porque así las mujeres veían que el hombre también tiene un papel importante con los niños, y la verdad que me sorprendió como se integró con los niños. De hecho, esto le encauzó para elegir pediatría como especialidad profesional«.
Edu: «En mi caso, descubrí a una persona que se dejaba la piel por los demás, siempre que había algo que hacer no se lo pensaba dos veces y sin preguntar echaba una mano en lo que hiciese falta, siempre con alegría y ganas».
7. ¿Creéis que hace falta una cierta madurez y estabilidad en la relación para emprender un viaje de voluntariado juntos?
En nuestra opinión, la madurez no tendría que ser un requisito para irse en pareja de cooperación, más bien lo importante es que ambos quieran ir por el mismo camino y recorrerlo juntos. Por muy maduro que seas, este tipo de experiencia siempre te hace madurar más.
Sí es verdad que se necesita cierta estabilidad en la pareja para disfrutar realmente de la experiencia, pues sino puede resultar negativo, y no sólo para la pareja, sino para los compañeros y la propia ONG.
8. ¿Cuáles han sido las ventajas y los inconvenientes, los pros y los contras, de ser pareja a la hora de hacer un viaje de voluntariado?
Para nosotros, la principal ventaja es que vives la experiencia con la persona con la que más disfrutas. Compartes cada uno de los momentos con esa persona y entiendes, al volver a casa, cómo se siente después de lo vivido. En cualquier caso, sigue siendo un viaje con tu pareja en el que sigues disfrutando de él/ella y del lugar, la gente, la comida, la cultura…, etc.
Como único inconveniente, la pérdida de la intimidad, aunque también es verdad que cuando haces un viaje así y decides ir a un proyecto de cooperación, lo haces sabiendo que no vas a tener la misma privacidad que un resort en el Caribe.
9. ¿Os ha compensado sacrificar vuestra intimidad y unas típicas vacaciones “románticas de pareja”?
Lo supera con creces, creemos que no hay manera de explicar hasta que punto compensa sacrificar las vacaciones “románticas de pareja” por una experiencia como esta. Disfrutas de tu pareja aspectos que en un viaje de pareja no conocerías o directamente no tendrías la oportunidad.
Nosotros, antes de ir, no estábamos 100% convencidos de que pasaría, si de verdad nos merecería la pena o no. Pero cuando vas y lo descubres, te das cuenta de que puedes estar en un todo incluido teniendo de todo, pero no estás conociendo la cultura y las costumbres del país, te pierdes conocer gente nueva y, sobre todo, te pierdes el conocer aspectos de tu pareja que nunca descubrirías yendo de vacaciones románticas.
10. ¿Cuáles crees que son las claves para que el voluntariado en pareja sea una experiencia lo más enriquecedora posible tanto individualmente como a nivel de pareja?
Lo más importante es entender a donde vas y qué vas a hacer durante ese periodo. Hay tiempo para todo: tiempo para ayudar y tiempo para disfrutar del sitio.
Es muy importante saber que estás viajando a países con culturas, costumbres y religiones muy distintas a las nuestras. A pesar de que vas a ayudar, no se te puede olvidar que eres el invitado y que, por tanto, tienes que respetarlas, tanto si las compartes como si no.
11. ¿Y los errores a evitar para que la pareja no salga malparada de una experiencia tan intensa y muchas veces difícil?
Ser sinceros y apoyarse antes, durante y después del viaje. Es difícil salir malparado si tu relación antes de ir estaba bien. En todo caso, puede ser que durante el viaje te des cuenta de que no tenéis las mismas ideas u opiniones en ciertos aspectos que antes no valorabas, pero creemos que no es por culpa del voluntariado en sí, sino que es algo que venía de antes y ha salido a la luz por la «situación límite» que es vivir una experiencia de este tipo.
12. ¿Qué os ha aportado el voluntariado, tanto a nivel individual como a nivel de pareja?
A nivel de pareja, como decíamos antes, permite conocer a tu pareja en situaciones que de otra manera nunca vivirías. Esto te ayuda a crecer como pareja.
A nivel individual, te enseña a valorar tu situación personal: valorar todo lo que tienes, los privilegios que tienes por nacer donde has nacido… Es una experiencia que te ayuda a crecer como persona, indudablemente. Te vas a un sitio pensando que vas a ayudar y a enseñar algo, y al final vuelves sabiendo que son ellos los que te han enseñado a ti. Vuelves siendo una persona distinta. Independientemente de cómo fueses antes, todo el mundo cambia su manera de ver las cosas.
13. ¿Qué consejos le daríais a las parejas que se estén planteando hacer un voluntariado juntos?
Que no se lo piensen, que no le den muchas vueltas. Hay que salir de la zona de confort. Entendemos que tengan miedo de hacer un viaje como éste, pero de verdad que no se van a arrepentir. Nosotros ya estamos deseando volver otra vez, y esta sensación es algo que no sólo nos pasa a nosotros… ¡es difícil no repetir!
Ver mundo, afrontar peligros, traspasar muros, acercarse a los demás, encontrarse, y sentir. Ese es el propósito de la vida.
¿A que Edu y Natalia son fantásticos? He tenido la suerte de compartir con ellos su segunda estancia en Lamu y la verdad es que me enamoraron con su entrega, su implicación y su sencillez. Yo me quedo con la última frase de su entrevista, ¿y tú?
Si su testimonio te ha inspirado para dar el paso y hacer un voluntariado con tu pareja (o si ya lo has hecho), deja un comentario y cuéntanos un poquito más. ¡Tengo muchas ganas de leerte!
Y si te ha removido tanto que tu pareja y tú queréis pasar a la acción, pero no sabéis por dónde empezar y necesitáis ayuda para preparar vuestro voluntariado, escribidme y nos ponemos manos a la obra. No dejéis que los miedos y dudas os dejen sin compartir esta experiencia única.
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