10 razones para hacer un voluntariado con mujeres

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La igualdad de género y el empoderamiento de la mujer son temas con los que siempre he sido especialmente sensible y con los que estoy especialmente comprometida.

Ya en el instituto era “la feminista”, y cuando decidí hacer un voluntariado tuve clarísimo que no quería colaborar en un proyecto que se centrara en dar atención a la infancia.

Quería hacer un voluntariado con mujeres, y no paré hasta que di con el proyecto que me enamoró a través de la pantalla. Elegí Afrikable ONGD, una organización que trabaja por el empoderamiento social y económico de las mujeres de la isla de Lamu (la que ahora es mi casa en Kenia).

Aquellas 3 semanas me cambiaron la vida.

Aquel voluntariado con mujeres me cambió la vida.

Mejor dicho, ELLAS me cambiaron la vida.

Fatuma, Esha, Khadija, Mariamu, Habiba, Nailois, Mariam, Zeinab, Swafia…

Ellas.

Las mujeres que llegaron a mi vida para quedarse y para revolucionarme por dentro.

La realidad del voluntariado social

No, no son las mujeres.

La inmensa mayoría de personas que deciden hacer un voluntariado social, sea en el país que sea, optan por colaborar con proyectos que trabajan con la infancia.

Y es que los niños y las niñas son el colectivo más vulnerable e indefenso y el que más atención necesita. Esto explica que el porcentaje de proyectos dedicados a la educación y a la infancia sea muy superior a proyectos de otra naturaleza.

Pero más allá de esta innegable necesidad de colaboración, que es real y existe, creo que hay alguna otra razón por la que la infancia es la estrella del voluntariado social. Algo que lleva a la inmensa mayoría de voluntarios y voluntarias a querer poner su tiempo y su esfuerzo en proyectos de ámbito infantil:

  • Es más “fácil” conectar y vincular con peques que con adultos (el tú a tú con adultos es un reto siempre más complicado)
  • Nos permite desarrollar nuestro instinto maternal / paternal y el rol de cuidador/a

Los niños y niñas son el futuro, y es urgente trabajar para su desarrollo y para dotarlos de herramientas que posibiliten un futuro mejor para ellos.

Pero no a todo el mundo le gusta el trabajo con niños.

O hay personas que trabajan en el ámbito infantil (maestros, psicólogos infantiles, cuidadores…), que quieren explotar otros ámbitos y desconectar de su profesión durante su viaje.

En mi caso, tenía muy claro que no quería hacer un voluntariado con niños y que me interesaba colaborar con un proyecto que trabajara con mujeres.

E igual que yo en su momento, hay muchas personas que prefieren colaborar en proyectos no únicamente infantiles. Esto es algo que se ha hecho patente en las últimas consultorías de voluntariado que he hecho: varias personas me han pedido buscar algún proyecto social que no fuera puramente infantil y que les permitiera trabajar con adolescentes o adultos.

Y el voluntariado con mujeres es, en estos casos, una opción interesantísima (y muy necesaria).

¿Por qué hacer un voluntariado con mujeres?

Voy a intentar resumirte las razones por las que es necesaria y merece la pena tu implicación en un proyecto dedicado al empoderamiento de la mujer. Algunas, son razones objetivas; otras, son fruto de mi experiencia trabajando con ellas. Pero todas tienen por objetivo animarte a hacer un voluntariado que, además de ser una experiencia maravillosa para ti, ayude a poner a hombre y a mujeres del mundo en la posición de igualdad que merecemos:

1. Poner tu granito de arena por la igualdad de género

 

Esta debe de ser tu principal motivación, tu motor, si te planteas hacer un voluntariado con mujeres.

Seas mujer o seas hombre, la igualdad de género es una lucha de todos, tanto en nuestros entornos como fuera de ellos.

Y hacer un voluntariado en un proyecto de empoderamiento de la mujer y dar apoyo a las mujeres que menos oportunidades y recursos tienen es la mejor manera de implicarte en este tema a nivel internacional.

 

2. Motor del cambio del mundo

 

Que las mujeres somos el motor del cambio del mundo no es ningún secreto.

Si en el llamado primer mundo sentimos discriminación por la falta de igualdad política, social y laboral, ¿puedes imaginarte lo que pasa en los países en vías de desarrollo?

A esto se le suma que son las únicas y exclusivas responsables del cuidado de los hijos, de atender la casa y, en muchas ocasiones, de trabajar de sol a sol (literalmente) para llevar dinero a casa (muchas veces los únicos ingresos del hogar y el sustento de familias muy numerosas).

El día que todas ellas ocupen la posición que merecen y ganen los derechos que les corresponden, llegará el cambio a sus pueblos, a sus países y a sus continentes.

Y para que eso suceda hay que apostar para el desarrollo de proyectos de cooperación de empoderamiento femenino (y sumar la fuerza del voluntariado a su trabajo).

3. Romper prejuicios y estereotipos

 

Las mujeres musulmanas que se cubren la cara lo hacen porque están sometidas a un hombre

o

El sexo es un tema tabú para las mujeres de países en vías de desarrollo

o

Todas las mujeres africanas se casan obligadas y no pueden divorciarse

¿Te suena?

No sabes la de veces que he escuchado generalizaciones de este tipo.

Y la mayor parte de las veces, no son ciertas. Ni todas las mujeres musulmanas que se cubren la cara lo hacen por imposición. Ni el sexo es un tema de conversación exclusivo de las mujeres que hemos tenido la suerte de nacer y crecer en “países del primer mundo”. Ni todos los matrimonios son forzosos ni mucho menos (¡y el divorcio existe!).

Y como estos ejemplos, muchos más.

Haz un ejercicio y piensa en esas creencias que tienes acerca de las mujeres de los países desarrollados.  Te aseguro que, compartiendo tu día a día con ellas, muchos de esos prejuicios se desvanecerían y tu mente se abriría de una manera que no te imaginas.

Yo era la primera que, sin saberlo, estaba cargada de estereotipos. ¡Y menudo baño de realidad fue hablar de sexo con ellas y compartir confidencias íntimas con la misma complicidad que lo haría con mis amigas!

Éste es sólo un ejemplo para decirte que no hay mejor manera de abrir tu mente que viajar. Y si es a través de un voluntariado, conociendo una nueva realidad desde dentro, aún mejor. Volverás a casa libre de prejuicios e ideas preconcebidas, habrás crecido y madurado, y tu visión sobre las mujeres del mundo jamás será la misma.

 

4. Colectivo especialmente vulnerable

 

Junto con los niños, las mujeres son uno de los colectivos más vulnerables y que sufre más discriminación en todo el mundo.

Y, como te decía antes, esto se agudiza mucho más en países en vías de desarrollo en que el machismo y el sistema patriarcal imperante son aún más salvajes y están política y socialmente aceptados e instaurados.

Así, ya de entrada, los derechos de las mujeres en estos países no son sólo vulnerados de manera sistemática, sino que a veces ni existen: el derecho a la sanidad, a la educación, a tener una vida digna, a las oportunidades laborales… son, casi siempre, ciencia ficción.

Se hace, pues, imprescindible trabajar en pro del empoderamiento de la mujer y en pro de sus derechos.

5. Empoderándolas a ellas, ayudas a sus hijos

 

La mujer es fuente de vida, y trabajar por su empoderamiento equivale a trabajar por el desarrollo de sus hijos e hijas.

Madres e hijos son un binomio indestructible y van siempre de la mano, por lo que trabajar con ellas incluye trabajar con los más peques. E invertir en ellas significa invertir en sus hijas e hijos.

De hecho, los proyectos que trabajan desde la perspectiva de género y de empoderamiento femenino y que ofrecen voluntariado con mujeres, trabajan a la vez con sus hijos. Una cosa no excluye a la otra.

A la vez, dotarlas a ellas de recursos y estrategias laborales, sociales, económicas…, significa que estas mujeres dispondrán, por ejemplo, del dinero necesario para pagar las tasas escolares y que sus peques vayan al colegio.

O que serán conscientes de todos los riesgos que conlleva, y no practicarán la mutilación genital femenina a sus hijas.

O que priorizarán la educación de sus hijos por encima de que trabajen y lleven dinero a casa.

O que decidirán sobre su salud sexual y reproductiva y no pasarán su vida embarazadas, dando más oportunidades y una mayor calidad de vida a los hijos que tengan.

O que no tendrán que casar a sus hijas por no poder mantenerlas.

Y podría ponerte mil y un ejemplos más.

Es tan sencillo como esto: mujeres socialmente fuertes y empoderadas equivale a niños y niñas con más derechos y oportunidades.

 

6. Crear complicidades y relaciones de tú a tú

 

Relacionarse, vincular y trabajar con niños en más sencillo por la espontaneidad y la inocencia de los más peques. Pero colaborar en un proyecto que trabaje con adultos es harina de otro costal.

Es un reto establecer relaciones con personas adultas. Pero, una vez creados, la fortaleza de esos vínculos perdura y se mantiene.  La oportunidad de trabajar codo con codo con mujeres facilita establecer estas relaciones maduras y entre iguales, que son la puerta de entrada y la base del descubrimiento de personas increíbles, de nuevos aprendizajes y de nuevas realidades.

Pero de ese descubrimiento, de ese conocer a través de los ojos de las mujeres, te hablaré después 😉

7. Aprender más de lo que das

 

Es una máxima de cualquier experiencia solidaria, algo que todos decimos a la vuelta: en el voluntariado aprendes y recibes más de lo que das.

Y eso ocurre en cualquier tipo de voluntariado, sea en el ámbito que sea y con el colectivo que sea.

Pero cuando se trata de un voluntariado con mujeres, y debido a esas relaciones maduras y de igual a igual que se establecen entre adultos, el aprendizaje se multiplica.

Poder compartir vivencias, experiencias de vida, visiones del mundo, inquietudes, ilusiones… es fuente de aprendizaje y de crecimiento y desarrollo personal.

Crecer y aprender de la mano de mujeres que, sin saberlo, son sabias y auténticas maestras de vida, es algo que supera con creces lo que como voluntarios podamos aportar con nuestro trabajo.

 

8. Descubrir una nueva realidad desde la mirada de una mujer

 

Te aseguro que no hay una mejor manera de descubrir y conocer una nueva realidad que a través de los ojos de una mujer.

Las conversaciones que tengas con ellas sobre su día a día, sus historias, sus anécdotas…, serán la mejor puerta de entrada a su realidad y a su contexto.

Sí, conseguir ese nivel de complicidad y de diálogo no es fácil (ya sabes, los adultos somos más inaccesibles y herméticos), pero con tan sólo mirarlas, acompañarlas, reírte con ellas, ayudarlas en alguna tarea… surgirán mil y una cosas nuevas que abrirán su mundo frente a ti.

Observándolas y escuchándolas aprenderás millones de cosas sobre ellas, sobre sus familias, sobre sus barrios, sobre sus tribus. En definitiva,  sobre la cultura que te acoge.

9. Cambio de roles de género

 

Tanto si eres hombre como si eres mujer, puedes aportar mucho a la igualdad de género haciendo un voluntariado con mujeres.

Cada sociedad y cada cultura tiene asociados unos roles a cada género. Es decir, mujeres y hombres tenemos asignados un rol, unas determinadas actividades, según nuestro género.

Así, en la mayor parte de sociedades del mundo, a la mujer se le asignan de manera natural y casi indiscutible las tareas relacionadas con el cuidado de la casa, del marido y de los hijos. Mientras, se relacionan con los hombres aquellas actividades que requieren de resistencia y trabajo físico (¡como si trabajar en casa y sacar adelante una familia no lo requiriera!).

Estas son estructuras mentales que tienen los hombres e incluso las mujeres en muchas ocasiones, y que se trasmiten a los niños a través de la educación formal y no formal, lo que lleva a perpetuar estos roles de género.

¿Qué te quiero decir con esto?

Pues que si haces un voluntariado con mujeres (y, por extensión, con sus hijos e hijas), contribuirás a romper estas estructuras y roles de género.

¿Cómo?

Si eres hombre, llevando a cabo tareas que, en sistemas patriarcales, se asignan a las mujeres (cuidar bebés o cocinar, por ejemplo).

Si eres mujer, romperás esquemas si te pones a pintar paredes, a lijar una puerta o haces cualquier tarea de bricolaje o mantenimiento.

Ayudarás, con tu ejemplo, a sensibilizar sobre la igualdad de género, tanto entre los adultos como entre los más pequeños.

10. Descubrir la fortaleza de las mujeres del mundo

 

Ésta fue una de los grandes aprendizajes que me llevé cuando hice mi voluntariado con mujeres.

Descubrí verdaderas heroínas de carne y hueso.

Mujeres con historias desgarradoras y vidas tremendamente duras y difíciles que, sin embargo, sonreían cada día. Y no se compadecían, sino que sacaban pecho y tiraban adelante con una fuerza indescriptible.

Y me di cuenta de lo fuertes que somos las mujeres. Y si ya estaba comprometida y sensibilizada con la igualdad de género, desde entonces lo estoy aún más.

La capacidad de resiliencia y la valentía de las mujeres que conocí y con las que conviví (y convivo) en Kenia, se convirtieron en una especie de revulsivo para mí. Algo que no quiero perder de vista nunca y que me sirve de aprendizaje y de ejemplo diario de superación y fortaleza.

¿Qué pasa si eres hombre?

Si eres hombre y has leído hasta aquí, puede que esté pensando que todo lo que te he contado es aplicable sólo a mujeres voluntarias.

Pues me alegra muchísimo decirte que no puedes estar más equivocado.

Si eres hombre y decides hacer un voluntariado con mujeres, experimentarás las mismas cosas y vivirás una experiencia igual de maravillosa que la de tus compañeras. Eso sí, quizás en algunas cosas el ritmo sea algo más lento (no olvides que para estas mujeres las relaciones con hombres se reducen a sus maridos y familiares).

Además del cambio de roles de género que te comentaba antes, mi amigo Jose me contestó esto cuando le pregunté por qué hacer un voluntariado con mujeres siendo hombre (él actualmente es coordinador de un proyecto de empoderamiento de la mujer):

“Porque tenemos la responsabilidad, la obligación moral, la capacidad, y la necesidad de colaborar en este camino hacia el equilibrio absoluto, que es un camino condenado al éxito”.

“La posibilidad de vivir, sentir y conocer, sin papel ni pantalla, historias reales de superación; de ver la felicidad causada al subir al mundo real desde el infierno provocado por la discriminación machista, es algo que no podré pagar en 7 vidas trabajando”.

No sé a ti, pero a mí sus palabras me pusieron la piel de gallina y me hicieron sentir muy orgullosa, tanto de él y de su compromiso con las mujeres de Lamu, como de todas las mujeres que día a día luchamos por reclamar el lugar que merecemos.


Ya ves que, seas mujer o seas hombre, tienes mucho que hacer en la lucha por el empoderamiento de la mujer  y por la igualdad de género en el mundo. ¡Razones no te faltan!

Y ahora, cuéntame, ¿has hecho alguna vez un voluntariado con mujeres o te gustaría hacerlo? ¿Cuáles son tus motivos?

¿Conoces algún proyecto de empoderamiento de la mujer y te apetece compartirlo con nosotros?

Deja un comentario un poquito más abajo y comparte tu conocimiento y tus opiniones, ¡seguro que puedes aportar muchísimo!

Y si estás interesad@ en este tema y en otros temas relacionados con el mundo del voluntariado, únete a esta comunidad de viajeros solidarios. Además de recibir la newsletter semanal con las últimas novedades, podrás descargar gratis el Pack Antiestrés del Voluntariado. ¡No tienes excusa para no empezar a preparar tu voluntariado con garantías! 🙂

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13 comentarios en «10 razones para hacer un voluntariado con mujeres»

  1. Hola ?? Marta!!!! La fuerza de tus palabras me ha dejado una huella imborrable.

    Cuán sesgada es la imagen que tenemos acerca de la vida de estas mujeres y que maravilla que tú puedas acercarnos a su realidad.

    Gracias por este maravilloso artículo!!!!

    Responder
    • Gracias a ti, Esther, por querer acercarte a su mundo y por tener la suficiente sensibilidad como para hacerlo desde el máximo respeto y desde la admiración.
      Ellas son todo valentía, fortaleza y superación, una imagen muy alejada de la que se proyecta de ellas en «nuestro mundo», que las etiqueta únicamente como víctimas y seres vulnerables. Creo que es un deber de las que las conocemos, transmitir esa otra cara más desconocida para intentar romper esa imagen tan sesgada que tenemos de ellas y de su realidad.

      Un abrazo inmenso!

      Responder
  2. Hola Marta,
    Motiva mucho saber que hay personas como tú por este lado del mundo tan desconocido para tantos de nosotros, nos ayuda a ver las diferencias tan abismales que existen entre ellas y nosotras y desde luego anima a unirse al
    Proyecto.
    Yo misma estoy dándole muchas vueltas, pero estoy en una situación un tanto traumática y me encantaría comentarlo en privado contigo, para saber desde tu experiencia si este es un buen momento para unirme o debo de esperar.

    Responder
  3. Hola Marta!!
    Es la primera vez q te leo así q perdona si pregunto algo q ya has explicado anteriormente… en primer lugar decirte q me ha encantado leerte, me motiva más para hacer más voluntariados internacionales (con mujeres).
    La segunda cosa es preguntarte si conoces alguna Asociación para hacer de voluntaria por América latina, ya hice un voluntariado en México pero era con pekes, y ahora estoy a punto de acabar un máster en violencia de género y me gustaría hacer otro pero esta vez con mujeres y sin preocupación x el tiempo q sea… estoy empezando a buscar pero quería aprovechar y preguntarlo. Soy de Barcelona por si conoces alguna cosa por aquí q tenga proyectos de este tipo!
    Ah y pienso en América Latina por el tema del idioma sobretodo!

    Muchísimas gracias, me das mucha envidia sana!!!

    Responder
    • ¡Hola Laura!

      Antes de nada, darte las gracias por tu comentario y por tus palabras. No sabes la energía que me da saber que el post te motiva aún más para hacer un voluntariado relacionado con el empoderamiento de la mujer. Desde luego, con un máster en violencia de género, tienes muchísimo que aportar vayas adonde vayas.

      Te escribo por privado para hablar del otro tema, creo que puedo echarte una mano.

      Un abrazo

      Responder
    • hola laura, soy de argentina y quisiera cntactarme cntigo ya q estoy proxima a viajar a españa y no sabes lo util q serías voluntariando aqui en patagonia, este verano trabaje cn voluntarios en la chacra permacultural dnde vivo y me encantaría poder articular algo para el proximo verano yaq veo q la el tema violencia d genero conlleva mujeres a cargo de niños y entiendo q el voluntariado es una herramienta para empoderar y muy terapeutica para victimas d violencia pero…no es facil encontrar voluntariados donde te acepten con niños. 5491165069101

      Responder
      • Hola chicas!
        Me encanta que se creen estas sinergias! Compartiendo experiencias hacemos mucho más llano a otras personas. Muchas gracias Vero! Ojalá consigas organizar eso que tienes en mente. Un abrazo!

        Responder
  4. Precioso este artículo Marta!

    Das en el clavo y me encanta tu llamamiento a los hombres de hacer un voluntariado en un proyecto de empoderamiento de la mujer.

    Sigamos trabajando todas para que algún día no haga falta.

    Un abrazo y felicidades!!

    Elena

    Responder
    • Gracias Elena! Qué bien que te haya gustado 🙂

      La lucha hacia la igualdad es cosa de tod@s, hombres y mujeres, así que ellos también pueden hacer muchísimo (especialmente allí donde los roles de género están tan definidos).

      Un fuerte abrazo, ¡y gracias por tus palabras!

      Responder
  5. Hola Marta, pues tenía siempre pensado en hacer voluntariado con niños porque me encantan. Peor ahora después de leer tu artículo veo que tienes toda la razón. Trabajar con adultos (mujeres) puede ser un reto más complicado pero más motivador. Gracias por la palabras. Estoy siempre aprender contigo.

    Responder
    • Hola Ana,

      muchísimas gracias por tus palabras. No sabes lo que me alegra saber que el post te ha dado un nuevo punto de vista y una nueva perspectiva.
      Los voluntariados con niños son muy necesarios (ellos son el futuro), pero muchas veces nos olvidamos de que hay otros colectivos que también necesitan mucho apoyo y ayuda (en este caso, las mujeres). Lo más importante es que colabores donde creas que puedes ser más útil.

      De nuevo, gracias por estar siempre ahí y por todo tu apoyo.

      Un abrazo

      Responder
  6. Me ha encantado el post!

    Ya sabes q sueño con hacer un voluntariado con mujeres y concretamente con mujeres de color si puede ser.

    Estoy de acuerdo contigo en todo, es una necesidad facilitar el empoderamiento a esas mujeres q no pueden salir a la calle a gritar.

    Gracias por gritar por ellas en este artículo!

    Un abrazo muy grande

    Responder
    • Hola Tania!

      ¡qué bien que te haya gustado el post! 🙂

      Ellas, todas esas mujeres, son (más) invisibles para medio mundo, y me parece que es nuestra obligación levantar la voz por ellas. Es lo mínimo que podemos hacer.

      Existen muchos proyectos de empoderamiento de la mujer en África que hacen un trabajo alucinante, así que cuando llegue tu momento de hacer un voluntariado, lo hablamos y te plantas en alguno de ellos para dar todo eso que tienes dentro. ¡Puedes dejar mucho bueno a todas esas mujeres!

      Un abrazo muy grande!

      Responder

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