Cuando por fin decides hacer un voluntariado, una de las primeras preguntas que surge es: ¿adónde voy?
Y la respuesta, muy a menudo, es la misma: África.
Este gran continente tiene algo que llama y atrae a los que nunca lo han pisado, y algo que engancha a los que ya lo conocemos.
Hacer un voluntariado en África es, sin duda, una experiencia que no deja indiferente a nadie por muchos motivos.
¿Por qué África llama al voluntariado?
Se me ocurre un sinfín de motivos para hacer un voluntariado en África. Voy a intentar ordenarlos todos y a contarte cuáles son, para mí, las grandes razones por las que emprender tu viaje solidario a tierras africanas.
Si dudabas, aquí tienes los 7 motivos definitivos que te llevarán al continente negro como voluntari@.
Tabla de contenidos
África necesita voluntarios
África es, sin duda, el continente en el que se acumulan mayores necesidades de colaboración y donde la ayuda es más urgente. No en vano, África tiene la población más pobre del planeta (casi la mitad de los africanos vive con menos de 1,25$ al día) a pesar de que es una de las zonas más ricas en cuanto a recursos de todo el globo.
Esto no hace más que añadir un plus de injusticia al asunto ya que, sin entrar a analizar el porqué de esta alarmante tasa de pobreza (el expolio al que África ha sido sometida por el llamado primer mundo, en confabulación con gobiernos locales corruptos, necesitaría un post aparte), todo se resume en que África es pobre porque el resto de países hemos decidido que así sea.
Esta necesidad urgente de ayuda es lo que provoca que haya tantísimos proyectos de cooperación a la espera de recibir voluntarios y que, a la vez, estos futuros voluntarios estén especialmente sensibilizados con la realidad del continente africano por la desesperada situación que sufre.
Éste es, sin duda el motivo número uno por el que hacer un voluntariado en África y el que debería motivarte a poner los pies en este continente para arremangarte y poner tu granito de arena.
Volver a los orígenes
Allí empezó todo y de allí venimos. En el continente africano surgieron las diferentes especies de homínidos que dieron lugar al hombre: África es la cuna de la humanidad.
Debe de haber algo primitivo, instintivo, en esa llamada que hace África y en esas ganas de volver a los orígenes, a la tierra de nuestros primeros ancestros. Si viajar al continente negro atrae y engancha, hacer un voluntariado en África multiplica esa atracción: la convivencia con las comunidades locales y esa forma de vivir que sólo quien ha pisado África conoce, te conquistan y te atrapan.
Y lo hacen de tal manera que, de manera casi inconsciente, reconectas con ese origen: la sencillez de las cosas, la esencia de la vida, lo relativo de todo lo que conocemos, la pureza de las personas… Y esto, sin saberlo, llama primero y engancha después.
Luz, colores y paisajes inolvidables
Todos tenemos una imagen de África, una foto mental que representa a este gran continente. Es fácil imaginar esa postal y adivinar que esas llanuras infinitas sólo interrumpidas por acacias solitarias, en una puesta de sol de un rojo intensísimo, son África.
Los colores y la luz de África no son una leyenda, existen y te dejan sin palabras una y otra vez; su belleza e inmensidad te sobrecogen.
Pero aunque los atardeceres africanos sean majestuosos, no son el único paisaje que este continente ofrece: amaneceres calmados y llenos de paz, la dorada e infinita sabana, caminos rojos decorados por baobabs, playas infinitas de dunas y arena blanca, desiertos inacabables, ciudades caóticas a la par que interesantes y llenas de vida…
¿Te imaginas viviendo una experiencia única como es el voluntariado en un entorno así? Yo ya lo he vivido, y lo sigo viviendo, y no puedo dejar de darle gracias a la vida por esos instantes maravillosos que me regala.
Reflexionar sobre la jornada bajo el cielo más estrellado que puedas imaginar.
Aprovechar tus ratos de descanso para contemplar la inmensidad del paisaje que te rodea.
Te aseguro que no tiene precio.
Vivir con otra filosofía de vida
Seguro que existen mil maneras en este inmenso continente para hacer referencia a esta manera de vivir que sólo he encontrado en África. Aquí, en Kenia y en buena parte de África Oriental, el hakuna matata (sin preocupación) y el pole pole (despacio) toman pleno significado e impregnan el día a día de la vida de tod@s los que estamos aquí.
Cuando se proviene de un entorno occidental, en el que las prisas y el estrés mandan y dirigen nuestro ritmo de vida, tener la oportunidad de vivir inmerso en una filosofía de vida así, es un regalo. Es una lección de vida que te permite vivir disfrutando de todos los pasos que vas dando y relativizar aquellos obstáculos que van surgiendo por el camino. Porque, como dicen aquí, un problema grande es un problema pequeño, y un pequeño problema…, no es un problema.
Todo viajero que pise África se dará cuenta a los pocos minutos de esto que te estoy contando, pero otra cosa es poder vivirlo inmers@ dentro de la comunidad a través de un voluntariado. A veces ese ritmazo caribeño desespera, sí, pero te enseña tanto que es mejor que decidas experimentarlo por ti mism@.
Biodiversidad: hacer un safari
Suele ser el motivo estrella, la razón por la que miles de personas pisan cada año África. La fauna de este continente, junto con los paisajes de los que antes te hablaba, son la fotografía mental que tod@s tenemos de África antes de conocerla y, desde luego, nunca defraudan.
Son innumerables los parques naturales en los que disfrutar avistando la fauna salvaje en su hábitat natural: el Serengueti en Tanzania, el Delta del Okavango en Botsuana, el Parque Nacional Etosha en Namibia, el Masai Mara en Kenia, o el Parque Nacional Kruger en Sudáfrica, son algunos de ellos.
Recuerdo perfectamente mi primer safari: fui al Parque Nacional Tsavo, en Kenia y, pese a que de entrada hacer un safari no era algo que me llamara la atención especialmente, lo que viví superó todas mis expectativas. Desde entonces, recomiendo a todo el mundo vivir algo así: un espectáculo de la naturaleza del que eres un afortunado espectador, ¡una experiencia inigualable!
Pero no todo son gorilas, elefantes, antílopes, búfalos, rinocerontes o leopardos. África también tiene una biodiversidad increíble bajo el mar, que puedes disfrutar en alguno de sus parques marinos.
Imagina aprovechar los días libres de fin de semana para hacer un safari, o incluso finalizar tu viaje de voluntariado visitando alguno de estos parques. No se me ocurre mejor guinda para el pastel.
Romper estereotipos sobre África
La imagen de África que suele llegar a Occidente está totalmente distorsionada: miramos a África como un conjunto homogéneo, cuando en realidad la diversidad es una de sus mayores características; pensamos que África es un continente que vive permanente y totalmente en situación de guerra y conflicto armado, cuando lo cierto es que hay muchísimas zonas en las que reina la paz; estamos convencid@s de que África no ha “evolucionado” (y yo me pregunto… ¿qué es la evolución?) y que sus pueblos siguen siendo primitivos (en el sentido más negativo de la palabra).
Los medios de comunicación se encargan de vendernos esa África conflictiva, peligrosa y primitiva, y nosotros, muchas veces, se la compramos.
La realidad dista mucho de ese estereotipo. África es un continente plural y rico (sobre todo, humana y culturalmente), cuyo camino de progreso dista mucho (afortunadamente) del que hemos seguido en los llamados países desarrollados, y donde la economía no florece como debería por el poder y los intereses del primer mundo.
Vivir África a través del voluntariado, desde dentro y en primera persona, te servirá para romper todas esas ideas preconcebidas y te acercará a una realidad bien distinta, donde lo que predominan son las sonrisas, la hospitalidad y las buenas personas.
Etnias y tribus
A menudo perdemos de vista la inmensidad de África. Su diversidad natural sólo es superada por su diversidad cultural, y ése es precisamente el mayor tesoro del continente africano: sus gentes.
Es cierto que en cualquier viaje, más o menos organizado, podrás visitar comunidades tribales: los masai en Kenia o Tanzania, los mursi en Etiopía, los tuareg en el Sáhara, o los zulús en Zambia, Zimbabue, Mozambique o Sudáfrica. Pero tener la oportunidad de dejar de ser un mero espectador para convivir con estas comunidades es todo un lujo.
Como te decía, la diversidad es la reina de África, por lo que además de estas comunidades más conocidas y convertidas en reclamo turístico, existen infinidad de tribus habitando el continente africano. Y una muy buena manera de conocerlas es teniendo contacto con ellas, compartiendo el día a día, y descubriendo (que no siempre compartiendo) su idiosincrasia y sus costumbres y tradiciones.
En mi caso, durante mi estancia en Kenia, conviví y convivo con diferentes tribus: orma, masai, kikuyu, giriama, swahili… Unas cristinas, otras musulmanas, pero todas en una convivencia y una harmonía que, a priori, no esperaba.
Y esa convivencia se forja en el día a día del voluntariado: cuidando de sus hijos, compartiendo un té, dando un taller, bailando para celebrar una buena noticia, visitando sus casas y comiendo juntas un arroz preparado de la manera tradicional…
Sensibilizar a tu entorno de las desigualdades norte – sur
Convertirte en un agente de sensibilización a tu vuelta a casa es algo que debe ir de la mano de cualquier voluntariado. Aun así, no quería dejar de recordarte que tu labor después del voluntariado es igual o más importante que tu papel durante tu estancia en terreno.
Al volver de hacer un voluntariado en África, o en cualquier otro lugar, transmitirás todo lo vivido a tu familia y a tus amigos, les contarás cómo fue tu experiencia y qué hacías en tu día a día, qué te sorprendió o qué te impactó. Tu testimonio en primea persona se convertirá en la mejor denuncia de las desigualdades entre los países del norte y los del sur.
Así, además del granito de arena que aportes en el proyecto con el que hayas colaborado, tu testimonio será una semilla que plantarás en tu entorno más cercano, que sin duda florecerá y creará inquietud y sensibilidad respecto a la necesidad de ayuda que tiene África.
¿Quieres conocer mis razones para no renunciar a hacer un voluntariado (sea donde sea)?
¿Te faltan razones para elegir África como tu destino de voluntariado?
¿Se te ocurre algún otro motivo para hacer un voluntariado en África?
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2 comentarios en «Las 7+1 razones definitivas para hacer un voluntariado en África»
Me encanta este recopilatorio de razones!! Y me quedo con la de volver a los orígenes…
Nuevo hashtag #veaafrica1vezenlavida 😉
Un abrazo Marta.
¡Hola Elena!
Qué bien que te haya gustado, me alegro muchísimo!
Me encanta ese nuevo hashtag, jajaja. A África hay que ir una vez en la vida, pero el riesgo de repetir es enooooorme! 😉
Un fuerte abrazo!!