Esta historia de voluntariado es diferente a las que he ido publicando hasta ahora.
Y es distinta por dos razones:
- No es una historia de voluntariado, sino que son tres.
- No se trata de una entrevista, sino que es un relato libre sobre lo que el voluntariado ha significado para cada una de sus protagonistas.
He querido reunir a tres mujeres que han dedicado sus viajes a poner su granito de arena por un mundo mejor.
Tres mujeres que, después de su primer voluntariado, se han quedado enganchadas a la experiencia.
Y han repetido,
se han vinculado a las organizaciones,
y tienen el voluntariado grabado a fuego en sus almas y en su piel.
Todas ellas lo han hecho en África.
Ya sabes… África tiene algo que atrapa y que enamora, y sobran las razones para hacer un voluntariado en este continente.
Pero no me enrollo más, ¡que empiezo y no tengo fin!
Os dejo con los testimonios de Carmen G. en Madagascar, de Irene en Tanzania, y de Carmen V. en Mozambique. Para las tres, el voluntariado ha marcado hay un antes y un después en sus vidas. Y no lo digo yo, te lo cuentan ellas:
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«Mi nombre es Carmen Gutiérrez. Soy Odontóloga y realicé mi primer voluntariado en Julio de 2016 en Nicaragua con Dentistas Sin Fronteras. Tenía varios compañeros que lo habían hecho años antes y lo vi buena opción. En verano del 2017 he vuelto a repetir en Madagascar con Futuro Con Sonrisas, una ONG pequeñita a día de hoy, pero con mucha experiencia en el ámbito dental y muy buena organización. Me costó encontrarla pero mereció la pena (y la Alegría). Siempre soñé con realizar un voluntariado y estaba deseando acabar la carrera para hacerlo. No hay nada más gratificante. Esta experiencia me ha enseñado de todo. Probé y ya no puedo dejarlo.»
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«Me llamo Irene Reguilón, e hice mi primer voluntariado en Tanzania durante el verano de 2017.
Fue mi primer contacto con la pequeña ONG local con la que actualmente colaboro, Progress for Africa, y que se ha convertido en mi casa y mi familia a la vez. La conocí mediante una de estas casualidades de la vida: te llega a los oídos a través de un amigo de un amigo de un amigo de un amigo… Me metí en su página web y me sentí muy atraída por un proyecto tan vivo, luminoso y lleno de fuerza, formado por gente joven de mi edad con ganas de comerse el mundo. Al día siguiente mandé mi currículum y mi carta de motivación sin pensármelo dos veces.
Me siento muy feliz porque yo misma formo parte del proyecto, tengo una voz y un voto, y me hace sentir muy realizada. También está muy bien disfrutar de la experiencia de sentirme viva, algo que se nos olvida cada vez más por el Norte. Tan viva me siento que aquí estoy otra vez, escribiendo esto en febrero de 2018 desde mi lugar favorito en el mundo, y mi hogar: Tanzania».
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«Soy Carmen Valverde Pastor, una enfermera muy inquieta y revolucionaria de Valladolid.
Yo cooperaba económicamente con ONG, pero quise hacer un voluntariado para romper mitos falsos sobre ONGs, tipo » el dinero nunca llega»… la,la,la…
Doy fe de que personas con un corazón y un espíritu de lucha increíble se dejan hasta el último aliento por luchar por los derechos humanos de aquellos que no han tenido la suerte de nacer en el primer mundo. 3/4 partes de la población, ¡que ya son!
Fui a través de la ONG Amigos de Inharrime, que trabaja junto con las Hermanas Salesianas en el distrito de Inhambane, en Mozambique. Y decir, entre lágrimas de emoción, que siento ADMIRACION de lo que la ONG Amigos de Inharrime (una ONG que trabaja con voluntarios) y las Hermanas Salesianas, hacen por la comunidad.
A nivel personal, es una experiencia increíble, me faltan palabras en el diccionario para explicarlo. Hay que vivirlo, sentirlo.
Se lo recomiendo 100% a cualquier persona. De hecho, yo fui un mes, y repito. He vuelto en febrero de 2018 para quedarme 6 meses más. Muy ilusionada y agradecida por trabajar con un equipo de compañeros excelente, con los que admiro y aprendo cada día. Gente con un «gen especial», con una estrella dentro. Su pasión y su dedicación brillan como una estrella, haciendo que al final del camino siempre salga el sol, a pesar de las dificultades externas (corrupción, desprotección pública…).
El mayor aprendizaje que me llevo en mi súper mochila viajera es la experiencia personal, sin duda. Algo que no se puede contar, hay que vivirlo. Por eso animo a todo el mundo a seguir plantando semillas que dan sus frutos«.
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¿Qué te han parecido estas historias?
Cuéntame qué te han inspirado en los comentarios, ¡estoy deseando leerte!
Yo me he sentido muy identificada con cada una de ellas. Porque siento esa misma huella y esa misma conexión, porque yo también siento que tengo un nuevo hogar y una nueva familia en Kenia. Y porque para mí también empezó todo con el voluntariado.
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